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| La promesa al final de una gran comilona: tarta Santiago |
Envuelto en un decorado medieval, el comensal descubrirá fabulosas delicias que son cocinadas durante toda la mañana en el horno de piedra en Torre de Castilla. La sugerencia, desde luego, es reservar temprano. Las piezas y porciones son limitadas así que para conseguir un buen trozo de pecho de ternera o un rico lechón, lo ideal es llegar temprano, aunque eso implique hacer algo de hambre con un aperitivo.
La carta de vinos -evidentemente enfocada en tintos españoles- es casi un manual de catador muy didáctico que incluye una tabla de referencia de añadas donde hay que destacar la buena selección y los excelentes precios. Un establecimiento que ha entendido que es mejor vender a precios razonables y repetir en vez de desplumar al comensal a la primera. Lo mejor es que con frecuencia se encuentran algunas ofertas por temporada limitada, en todos los casos vinos muy amigables al paladar y accesibles al bolsillo.
El servicio siempre estará en la mejor disposición, muy bien coordinado. Éste es el lugar ideal para una comida de trabajo, un encuentro entre ex compañeros de la universidad, o bien una comida familiar con intensiones de larga sobremesa. Sobre los alimentos, todo lo que se prepara en el horno de piedra es fantástico: piezas de caza y otras especies pequeñas de granja. Uno de los grandes manjares es la fabada que se prepara, casi como en Asturias. Postres; arroz con leche perfecto en textura y con un delicado toque de cáscara de naranja. El final perfecto para mantener el placer de una gran comilona. Alternativa: Tarta de Santiago, un mordisco de almendra y mantequilla.
Esopo 31, Polanco; 55 5281 0906
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