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| Huachinango a la talla estilo Barra Vieja. A las brasas con mayonesa picante sobre nopal |
El decorado de Villa María ya se nota un tanto pasado de moda, la luz amarilla remite de inmediato a un ambiente de cantina. La carta es extensa pero infalible, algo hay que ajustar al gusto de todos en la convidados.
Cuando el restaurante está lleno, los mariachis inician su rutina. Un recorrido por las mesas de todas las secciones, complaciendo especialmente a los extranjeros que celebran con sus monumentales margaritas frutales, la clásica es la de tamarindo.
El servicio es atento, muy dedicado, pero por momentos, cuando el lugar se llena, es inevitable esperar un poco por los pedidos. En la carta se nota un compromiso por el vino mexicano que se ofrece hasta por copeo. Y se trata de buenos vinos, lo que da más gusto.
La cocina trabaja a todo vapor, las mesas más grandes no intimidan y todos reciben sus platillos a tiempo y calientes, como debe ser. El sabor es cumplidor, algunos preparados son mejores que otros pero finalmente, lo que importa en este lugar es su sensacional ambiente. Muy familiar, muy sano, al menos entre semana.
Homero 704, Polanco; 55 5203 0306
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